“Un príncipe no debe de tener otro objetivo, ni otra preocupación, ni debe considerar cómo suyo otro estudio que el de la guerra, su organización y su disciplina. Porque este es un arte necesario exclusivamente para quien manda”
Nicolás Maquiavelo
Nicolás Maquiavelo escribió hace ya más de 500 años en Roma un libro, más tipo manual, dirigido a Lorenzo de Medicci, quien curiosamente lo encarcelaría por conspiración y que fuera justo en la cárcel que ideara este libro.
El Príncipe ha sido retomado a lo largo de la historia por los más grandes líderes y estrategas cómo Mussolini o Bonaparte e independientemente de su aplicación, es innegable que este manual establece grandes lecciones de liderazgo y planeación estratégica, aunque el contexto de hace 500 al día de hoy es muy diferente (aparentemente) es imperativo que un Líder moderno retome los conceptos y habilidades que ahí se exponen.
Por ejemplo, y sólo por mencionar alguno de los capítulos: “Los principados nuevos que se conquistan con los propios ejércitos y la propia virtud” podemos recatar algunas de las enseñanzas:
Un hombre prudente debe imitar a los que han sido más ilustres, para que, si sus habilidades no llegan a igualarlos, se le parezcan un poco.
Conociendo el alcance de tu arco, debes de apuntar a un lugar mucho más alto que tu objetivo para poder llegar al punto deseado con la ayuda de tan alta mira.
Los que se convierten en príncipes gracias a sus capacidades encuentran muchas dificultades para conquistarlo, pero les resulta mucho más fácil mantenerse ahí.
Un nuevo príncipe en el poder tendrá que formar un nuevo ejército (por lealtades), establecer nuevas alianzas y amistades de forma que con su propio ejército y alianzas logrará establecer nuevos edificios, implementar nuevos sistemas y leyes. Es mucho el esfuerzo para conquistar pero poco para mantenerse ahí.
La esencia de este manual la podemos resumir en una competencia clave: Agilidad Estratégica
La Agilidad Estratégica se refiere a tu capacidad de decidir que montaña será la mejor para escalar porque puedes visualizar el resultado que esto tendrá y no solo eso, tienes un plan para hacerlo. Mucha gente es capaz de entregar resultados a corto plazo pero existen realmente pocos estrategas visionarios que pueden establecer planes de acción a largo plazo concretos.
Todos en una organización saben lo que hay que hacer hoy, pero muy pocos saben lo que hay que hacer para el futuro y esa es justo responsabilidad de un Líder, ser estratégico.
¿Cómo puedes practicar y desarrollar esta habilidad?
Se curioso e imaginativo. La mayoría de los Líderes están enfrascados en los problemas del día a día y no tienen tiempo de ver más allá. Los planes estratégicos no siempre funcionan como son planteados pero enfocan la utilización de recursos humanos y económicos en la dirección correcta y eso te lleva por el camino de las buenas decisiones.
Delega lo táctico (operación) y enfócate en lo estratégico. Siempre resolver los problemas del día es lo primero en la lista. Tienes que hacer tiempo para la estrategia y delegar es la acción clave para ganar ese tiempo, claro que eso conlleva tener confianza en la capacidad de tu equipo y otra forma es tener una mejor administración del tiempo, estas dos son habilidades básicas de un Líder.
Practica el pensamiento estratégico. Crear una estrategia implica conectar diferentes variables. Esto implica poder proyectar diferentes escenarios paralelos, considerar todos los contextos posibles y plantear un gran número de preguntas, pero la gran pregunta clave es: ¿Qué pasaría si…?
En Leadership101mx sabemos lo importante que es desarrollar la Agilidad Estratégica en los Líderes ya que gran parte de la responsabilidad de estar en esta posición es proveer de visión y guía a su equipo, como si de un Príncipe se tratara, dirigiendo a su ejército para conquistar nuevos retos cada día y llegar a nuevas tierras enfrentando los obstáculos y enemigos que aparezcan en el camino con gran determinación y claridad en la estrategia.
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